Las enfermedades crónicas pueden estar relacionadas con experiencias infantiles adversas (ACEs) o el denominado estrés tóxico. Algunas de estas enfermedades crónicas son la diabetes, la hipertensión o enfermedades cardiacas entre otras.

El estrés tóxico y el cortisol 

El estrés tóxico es una respuesta psicológica anormal y prolongada o permanente a un factor estresante. El riesgo de mantener este estrés tóxico es la disfunción de los diferentes órganos.

Durante un episodio de estrés que activa el cortisol, que es conocida como la hormona del estrés. Si permanece durante largo tiempo este estado, se genera un estado de inflamación y una interrupción de la destrucción hormonal. Se crea un estado de inflamación permanente.

Cuando acaba el factor estresante puede producirse que el cuerpo no consigue normalizar los cambios y volver a la homeostasis. Cuando no se puede manejar este estrés puede sobrevenir la enfermedad tanto mental como física. Es común encontrar pacientes con linfedema y lipedema debidos a problemas hormonales y de inflamación que surgen como respuesta al estrés continuado en la infancia.

En la actualidad especialistas en linfedema y lipedema están comenzando sus tratamientos con una anamnesis en la que en lugar de preguntar ¿Qué te ocurre? Empiezan con mirar en el pasado, en ¿qué te ocurrió? para ver las causas de estos problemas.

Más del 60% de los adultos pueden tener algún efecto negativo a consecuencia de las ACEs  

Un estudio publicado en 1998 realizado en Centers for Disease Control and Prevention ya documentó que las experiencias adversas en la infancia pueden afectar a más del 60% de los adultos contribuyendo a efectos negativos en la salud mental y física.

Estos efectos adversos se dan en todas las clases sociales, razas y localización geográfica, aunque se ha podido constatar que hay una mayor incidencia en los sectores más pobres de la población.

Los investigadores han llegado a la conclusión que muchas de los problemas de salud más común en adultos entre las que se encuentran la obesidad, enfermedades cardiacas, alcoholismo, drogadicción, entre otras, están estrechamente relacionadas con el estrés sufrido en la niñez.

¿Qué son las experiencias adversas de la infancia?

Cuando se habla de experiencias adversas de la infancia (EAI) se refiere a una serie de acontecimientos o circunstancias que generan estrés y pueden ser traumáticas para niños y adolescentes por debajo de los 18 años.

Estas circunstancias o acontecimientos pueden ser directos o que pasen en su entorno más cercano. Estas experiencias  adversas se han relacionado con consecuencias perjudiciales para los niños, adolescentes y adultos que las han sufrido.

Se ha podido constatar que el estrés tóxico; aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y la tensión muscular del niño. Genera cambios en la arquitectura cerebral y las conexiones neuronales se reducen, habrá menos  lo que predispone a los diferentes órganos a padecer enfermedades. El cerebro pasa a modo autoprotección. Aumenta el riesgo de depresiones y enfermedades cardiovasculares.

Cuando un niño experimenta miedo y trauma repetidamente, esto cambia el cerebro y puede afectar el aprendizaje y la salud en general.

¿Cuál es el rol del estrés? 

El estrés es normal en la vida y además si tenemos apoyo emocional nos va a ayudar a crecer en todos los sentidos, tanto en motivación como en resiliencia.

Un niño debe experimentar cierto estrés emocional para desarrollar mecanismos de afrontamiento saludable y habilidades para resolver problemas. Los expertos clasifican el estrés como positivo, es decir, que ayuda a guiar el crecimiento.

Por eso el mismo estrés en un ámbito donde prime el apoyo al niño no sólo puede no ser tóxico, sino que además le ayudará.  También, la percepción del estrés no tiene nada que ver según el niño:

  • Ante una amenaza grave habrá niños que no se vean afectados y otros que con amenazas mucho menores las padezcan como muy estresantes, incluso traumáticas.

Aquí ya entran las motivaciones positivas que recibe el niño. Si tiene ayuda por parte del entorno lo vivirá de manera positiva ayudándole en su crecimiento.

Sin embargo, si ante una afectación menor la ausencia de motivaciones positivas puede conducir al niño a un estrés tóxico si la activación de los sistemas de respuesta es fuerte, frecuente o prologada debido a la ausencia de protección de una relación con un adulto que le brinde apoyo.

Si el estrés es prolongado en el tiempo sin ayuda emocional que lo haga volver a la base, el organismo no logra recuperarse completamente. Con ello, esto puede generar un resultado de vulnerabilidad y resultados de salud desadaptativos.

 

#AdverseChildhoodExperiences (ACEs), Toxic Stress, and #ChronicDisease – @KathleenHelenLisson